Friday, November 03, 2006

Uno más de moscas


Para Augusto Moterroso


Un día sin darse cuenta Juanita Pitaya tenía moscas en la cabeza.
Moscas grandes y chiquitas, y algunas pocas medianas.
Moscas de color verde y azules pero la mayoría moscas rocas con pelos güeros.
Juanita Pitaya se encontraba viendo la lucha, - Joe Lider vs Místico, BATALLA A MUERTE, cuando una mosca salió de su oreja y le pidió que le cambiara de canal; a las tenelovelas.
Al negarse Juanita Pitaya a obedecer al minúsculo insecto, más chico que una taparrosca de pepsi, la mosca pidió a sus camaradas que comenzaran con su baile y aleteo singular. Tssss, tsss, tsss.
Juanita Pitaya se sintió aturdida.
Las orbitas de sus ojos giraron 90° y el resto de su cuerpo se revolvía involuntariamente por el movimiento de las moscas.
Al ver la reacción de la colonia de bichos, Juanita Pitaya cambió de canal.

“EL DERECHO DE NACER”, era la tenelovela que las moscas preferían.
Otro día muy temprano, Juanita Pitaya se disponía a preparar quesadillas de tortilla de harina, de esas de la Tía Rosa.
Una mosca salió de su oreja izquierda y le dijo que quería huevos con chorizo.
Juanita Pitaya tomó un palillo y dijo:
“Pinches hijas de su puta madre, hicieron que viera la tenelovela, pero no comeré huevos con chorizo”.
Apretó el palillo y lo introdujo por el oído. Hizo suaves movimientos y luego bruscos y luego lo retiró. Tenía una alita de mosca verde atorada en la punta.
Juanita Pitaya al ver que había desmembrado a una de sus incómodas inquilinas sonrió y comenzó a cortar el queso adobera.
36 segundos después la horda de moscas, alimentadas por la ira, comenzaron a revolotear, a moverse sin descanso. Chocaban el cráneo, rasgaban la masa encefálica y hacían popo dura.
Juanita Pitaya perdió el equilibrio, cayó al suelo y se revolcó. Con todas sus fuerzas golpeo su oído y gritó:

“AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA”

Las moscas rocas con pelos güeros, embarraron sus patas en cada terminación nerviosa.
Juanita Pitaya no soportaba el dolor.
En un impulso irracional, de un salto se puso en pie y corrió a tomar el cuchillo de sierra, ese que corta pan, lo apretó con todas sus fuerzas y rápidamente lo introdujo por la oreja derecha, salió la punta por la oreja izquierda y dio vueltas como para rasgar con los dientecillos a las malditas y molestas moscas.

Juanita Pitaya Murio. No soportó la lobotomía realizada.

Al lugar de los hechos llegaron periodistas, fotógrafos y dos señores en bici que iban a trabajar y decidieron quedarse en la puerta de la casa de Juanita Pitaya a enterarse de las pesquisas.
Una reportera de nombre Jeny, entrevistó a una de las moscas azules que desconsolada volaba alrededor del cuerpo inerte. Comentó:
“Yo la quería, no por su cuerpo, por su cerebro, era brillante”
Jeny conmovida por la declaración retiró el micrófono y lloró un poco.
Una mosca fuera de grabadoras le dijo:

“Obediencia Jeny, obediencia, es lo único que pedíamos a Juanita Pitaya, nada más”.

Jeny se retiró del lugar de los hechos. Esa tarde fue larga y reflexiva en la redacción del rotativo.

Al día siguiente en la cabeza del periódico más importante de la ciudad se leía:

“MUJER DESOBEDIENTE MUERE CON CUCHILLO ATRAVESADO EN SU CABEZA, CIENTOS DE MOSCAS PIADOSAS, LLORAN SU AUSENCIA”.

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